lunes, 29 de junio de 2009

PERIODISMO: LA ÉTICA, LA MORAL Y LOS LÍMITES


El fin justifica el medio

Lo que importa es conseguir la última noticia, contar lo más nuevo que haya sucedido, algo innovador, que marque la diferencia con cualquier otra nota que hayan hecho los demás colegas. Para un periodista el fin justifica los medios. No importa cual sea el elemento o la forma mediante la cual logró obtener lo que después publica. Lo que interesa es llevarle a lector lo que quiere saber, darle razones y poner luz sobre las situaciones más oscuras.
El deber del periodista no escatima en lástimas ni conveniencias, no otorga prórrogas ni gentilezas. El periodista cuenta una verdad, otorga un puñado de pruebas y pelea, a cualquier precio, para tener las mejores fuentes que corroboren lo que están exponiendo.
No son Abogados ni Jueces, pero desde su lugar también buscan la justicia y se manejan con la bandera de la denuncia. Cuando algo falla, es sucio e injusto el periodista se convierte en el puente entre lo que pasa y la sociedad, asumiendo una gran responsabilidad: llevarle a la gente la mejor información.
Pueden ser criticados y hasta repudiados por su forma de actuar y escribir pero los periodistas se acuestan y se levantan con nuevos desafíos. Encontrar la verdad, poner sobre el tapete las situaciones más corruptas e intolerables y desmantelar relaciones peligrosas forman parte de su rutina.
Desde el día que comienzan a trabajar se encuentran en pleno compromiso con la gente. Ellos se transforman en el canal, el puente y la voz de la sociedad que pide a gritos saber la verdad, cueste lo que cueste, sea como sea. No importa la forma, importan los resultados.



La ética de la persona, la moral del periodista

Ser periodista implica asumir la responsabilidad de lidiar, día a día, con el vértigo y el dinamismo que la misma profesión impone. Es aceptar los tiempos, los trucos y las formas de ejercer la profesión. Aprender de las cosas buenas, tomarlas como ejemplo y alejarse, lo más posible, de los lugares comunes, la humillación y la falta de límites.
Ser un buen o mal periodista no recae, sólo, en la realización de una buena nota, la publicación de la entrevista más buscada o la creación de un informe brillante. Un buen profesional es aquel que no entrega su ética a cambio de unas líneas en el diario más importante del país, que no regala su moral por unas fotos con las que no aporta investigación y mucho menos suma información.
Ser periodista es también aprender a decir que no. A poner ante todo, la dignidad con la que creciste, con la que te formaron. Es pelar por encontrar los medios necesarios para obtener la mejor información, sin caer en la tentación del camino corto y fácil, donde encontrar material es tan rápido como destruir un hogar.
Muchas veces el exceso de avaricia, egoísmo y ambición pueden llevar al periodista a tirar por la borda todo lo conseguido a lo largo de su profesión. Quizás en la búsqueda desesperada por crecer y ser reconocido pierde la capacidad de distinguir entre el bien y el mal y es en ese momento donde se corren los límites hasta el punto de desaparecer y la ética se transforma en algo que existió pero que ya no está.

2 comentarios:

  1. yo creo que sí importan los medios y que el fin no los justifica.
    No creo que una información valga tanto como para traicionar nuestros valores y faltar a la ética periodística. El periodista tiene que velar por los intereses de la sociedad pero sin cometer bajezas ni caer en la inmoralidad.


    me gusta tu blog y tu estilo! seguí escribiendo que me gusta leerte!
    besos
    Belu

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  2. Recomendable mirar Zeitgeist, muy buen documental.
    Besos clari, muy buenas notas te felicito.

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