domingo, 28 de junio de 2009

El primer voto y el tan temido aplauso.


Algunas se escondían detrás de enormes y modernas gafas negras, otras transitaban la espera pensando cómo actuar al salir del cuarto oscuro y unas pocas esperaban el momento en que su participación ciudadana comenzara de forma oficial. En la mesa de mujeres de la Escuela Comercio de Bragado, ciudad ubicada a 210 kilómetros de Capital Federal, votar por primera vez fue todo un acontecimiento.


La presidenta de mesa y sus fiscales disfrutaban –quizá a modo de venganza por recordar tan lejana su primera votación– al ver llegar a las jóvenes cuyos documentos no evidenciaban rastros de elecciones anteriores. “Cuando salgas te vamos a aplaudir con mucha efusión. No te escondas detrás de los lentes, ni te vayas rápido, el primer voto no tiene sentido sin el aplauso posterior”, decía sonriente una de las integrantes de la mesa ante la mirada cargada de vergüenza de una de las votantes primerizas.

Clarisa D'Angelo
2B TT TEA.

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