lunes, 3 de agosto de 2009

ASUMIR




Aprender a darnos cuenta de las cosas nos cuesta, nos tara, nos debilita. Pero así debe ser: cuando algo no va más, cuando algo nunca va a empezar, cuando algo no es como queríamos debemos asumir, si una vez más, que no siempre todo es como lo soñamos y mucho menos tan lindo como lo planificamos.
Asumir es crecer, es aceptar las cosas como vienen y no recriminar. Nos toca lo que nos toca y no se aceptan devoluciones. Sea bueno o malo lo que nos pase hay algo que es seguro: manejar la situación y lograr que los efectos de eso que llegó no nos desborde es algo que queda a sólo a cargo nuestro, no podemos delegar esa tarea a otras personas, porque ellas no lo harán por nosotros.
Es mejor caer en la realidad. Ver que lo que queremos que sea, por distintas circunstancias de la vida, del destino, de la suerte o de lo que sea, no va a suceder. Eso nos puede deprimir, tirar para atrás, pero también puede ser el punta pie inicial para aquel envión que hace tanto queremos tomar y no nos animamos o simplemente no teníamos las fuerzas necesarias para hacerlo.
Cuando se cierra algo, cuando termina otra cosa, siempre hay algo que comienza, que se renueva. Por que así es la vida, un ciclo. Y como tal cuando muere una historia nace otra y así infinitamente.
Demostrar capacidad para barajar las cartas una y otra vez y lograr comenzar un nuevo juego con las mimas ganas que los anteriores, es aprender a madurar, a aceptar todo lo que nos toca, lo que nos rodea y nos forma.
Es moldearnos al contexto el que vivimos. Tallarnos en forma especial ante los hechos y lograr saltar al otro lado del río cuando el puente se rompe.
Es tener la fortaleza de abrir los ojos cuando sabemos que lo que vamos a ver se puede transformar en el principal generador de nuestras lágrimas y en el motor de nuestras frustraciones. Pero así y todo seguir nos transforma en personas especiales esas que marcan la diferencia con el común de la gente.
Se dice que en lo bueno siempre hay algo malo y que en lo malo siempre hay algo bueno. Y creo que vivir se trata un poco de esto, entre otras cosas. Lograr tener la capacidad de encontrar en las cosas feas y tristes algo bueno y no sumergirnos en una depresión eterna es mucho más valedero. Como así también filtrar en las cosas buenas que no todo es color de rosa para poder mantenernos con los pies sobre la tierra.
Asumir, aceptar, entender y crecer. Eso importa. No debemos mentirnos, ni crearnos falsas historias, cuando algo no es de nada sirve depositar falsas esperanzas en algo que no va a funcionar. Es mejor canalizar nuestras energías en lo que vendrá. Mientras esperamos que algún día, el destino la dicha estén de nuestro lado y se concreten nuestros anhelos, esos que nos desvelan noche tras noche, día tras día, esos que se apoderan de nuestra mente y que nos van generando ansiedad, esa que debemos aprender a controlarla.
Porque si la ansiedad nos gana, nos convertimos en enfermos de necesidad. En necesidad de amor, de logros, de amistad, necesidad en fin.

Asumir es también crecer y crecer nos mantiene vivos y nos obliga a romper las reglas para ver que no todo es como creemos. Para bien o para mal.



Clarisa D'Angelo

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